miércoles, 9 de noviembre de 2016

La Carta

Nueva Esparta, octubre de 2016

Asunto: Todos los del Mundo.
Presente-.

Mediante esta carta sacio mis ganas de escribirte y contarte mil cosas, que desde que me encuentro aquí no he podido hacer y sé que te las debo. Me invade una nostalgia inmensa en este cuarto vacío lleno de recuerdos que desearía no hubieran tenido final, pero sí un principio de esperanza. Y la verdad es que me ha costado mucho decidirme a enviarte esta nota y confesar lo que llevo dentro. Veo día a día ese círculo de luz que al día y al atardecer me regala su lumbre…

 Recuerdo aquel lugar expuesto a todo ojo curioso donde día a noche nos reuníamos. Con la alegría de entonces en el jardín de mi infancia, aquel que fue testigo de mis juegos primeros que desde siempre había buscado y perdido sin saberlo.

Llegan a mi mente los recuerdos, como una película que nunca termina, de cada uno de tus besos tan puros que me atrapan y me hacen querer de nuevo encontrarte. Dibujo entonces en mi mente tu estampa de blanca sonrisa y suave regazo que abraza mi infancia, y me aterra el solo pensar, es aquella que jamás volveré a tener sino solo en mis pensamientos.

Por mis mejillas abundan las lágrimas, pienso hoy después de tantos tiempo y tierras lejanas de por medio: ¿qué fue de entonces? quizás de ti hicieron abrigo del frío o simplemente fue tu corazón adorno de un cielo inmenso. O solo como cualquier tintineo en el viento; uno de tantos ecos que nunca se olvidaron aunque tampoco se recordaban a diario pero ambos sabemos que están en nuestros pensamientos.

Con aciertos y errores, pero a mi manera, observo aquellas fotos viejas añorando tu beso cariñoso. Frecuento esas direcciones sin sentido buscando tu cálido abrazo un tanto mimoso y escucho aquellos teléfonos sin repique de risas y bullicios golosos.

Atesoro en el corazón, ese cofre de recuerdos que son perlas, diamantes y oro. Y como el más ambicioso celador guardo una a una esas joyas, y hoy solo muestro una sola de las perlas que más atesoro.

Y aunque con cada despedida nunca te lo había dicho, quizás por temor, tal vez por vergüenza o quien sabe por qué sin sentido. Te cubriré de amor la próxima vez que nos veamos, te llenare de besos, caricias y por siempre en la eternidad, de nuevos recuerdos.

Atentamente,
Tu Vessel 


1 comentario:

  1. Buen trabajo, entradas contenido variado, buena presentación con textos interesantes y de lectura fluida. Has aprovechado la herramienta para publicar de manera espontánea y asertiva una conmovedora expresión de interioridad. Felicitaciones.

    ResponderEliminar