Nueva Esparta, octubre de 2016
Asunto: Todos los del Mundo.
Presente-.
Mediante esta carta
sacio mis ganas de escribirte y contarte mil cosas, que desde que me encuentro
aquí no he podido hacer y sé que te las debo. Me invade una nostalgia inmensa
en este cuarto vacío lleno de recuerdos que desearía no hubieran tenido final,
pero sí un principio de esperanza. Y la verdad es que me ha costado mucho
decidirme a enviarte esta nota y confesar lo que llevo dentro. Veo día a día
ese círculo de luz que al día y al atardecer me regala su lumbre…
Recuerdo aquel
lugar expuesto a todo ojo curioso donde día a noche nos reuníamos. Con la
alegría de entonces en el jardín de mi infancia, aquel que fue testigo de mis
juegos primeros que desde siempre había buscado y perdido sin saberlo.
Llegan a mi mente
los recuerdos, como una película que nunca termina, de cada uno de tus besos tan puros que me atrapan y me hacen
querer de nuevo encontrarte. Dibujo entonces en mi mente tu estampa de blanca
sonrisa y suave regazo que abraza mi infancia, y me aterra el solo pensar, es aquella que
jamás volveré a tener sino solo en mis pensamientos.
Por mis mejillas
abundan las lágrimas, pienso hoy después de tantos
tiempo y tierras lejanas de por
medio: ¿qué fue de entonces? quizás de ti hicieron abrigo del frío o
simplemente fue tu corazón adorno de un cielo inmenso. O solo como cualquier
tintineo en el viento; uno de tantos ecos que nunca se olvidaron aunque tampoco
se recordaban a diario pero ambos sabemos que están en nuestros pensamientos.
Con aciertos y
errores, pero a mi manera, observo aquellas fotos viejas añorando tu beso
cariñoso. Frecuento esas direcciones sin sentido buscando tu cálido abrazo un
tanto mimoso y escucho aquellos teléfonos sin repique de risas y bullicios
golosos.
Atesoro en el
corazón, ese cofre de recuerdos que son perlas, diamantes y oro. Y como el más
ambicioso celador guardo una a una esas joyas, y hoy solo muestro una sola de
las perlas que más atesoro.
Y aunque con cada
despedida nunca te lo había dicho, quizás por temor, tal vez por vergüenza o
quien sabe por qué sin sentido. Te cubriré de amor la próxima vez que nos
veamos, te llenare de besos, caricias y por siempre en la eternidad, de nuevos
recuerdos.
Atentamente,
Tu Vessel
Buen trabajo, entradas contenido variado, buena presentación con textos interesantes y de lectura fluida. Has aprovechado la herramienta para publicar de manera espontánea y asertiva una conmovedora expresión de interioridad. Felicitaciones.
ResponderEliminar